Cada vez hay más personas preocupadas por no contribuir a la crueldad y esa es una buena noticia. ¿No te pasa que quisieras hacer algo por cambiar el mundo y no sabés cómo, porque lo que podemos hacer parece demasiado pequeño?
POR SUERTE, ASÍ COMO EL MAR ESTÁ HECHO DE MILLONES DE GOTAS, EL CAMBIO DEL MUNDO EMPIEZA POR LOS PEQUEÑOS GESTOS QUE PODAMOS TENER.
Y, sí. Un día sacás la bici, otro día bajás un cambio y te esforzás por contestar con amabilidad, al día siguiente dejás de comprar cosméticos que usan animales para sus testeos. ¿Te parece que no es nada? Claro que no. Con esos pequeños gestos ya estás haciendo algo. Si cada día lo profundizás un poquito, estás haciendo más. Y si empezás a contarlo y convencés a otros de hacer lo mismo, el efecto se amplifica, como si hicieras sapitos: una sola piedrita hace un montón de círculos concéntricos y mueve el agua.
En ese camino de búsqueda yo encontré a Santaclara, una marca cruelty free. ¿Conocías el concepto? Literalmente quiere decir que produce productos libres de crueldad animal. Ese es un valor que muchos de los que queremos un mundo mejor observamos. Por eso, cada vez que quiero regalarme algo bonito o mimar a alguien que quiero, entro a Santaclara y solo me fijo en el producto, tranquila porque sé que elija lo que elija, es cruelty free. (Reconozco que el problema es elegir, la última vez me llevé la mochila Jalisco púrpura pero moría por llevarme la verde también. Para no quedarme con las ganas elegí la billetera León verde para mi amiga Lara que cumplía años… ¡¡Pero el problema de querer llevarse todo no tiene que ver con la crueldad!!)
Un mundo mejor es posible y, lejos de lo que muchos piensan, también depende de nosotr@s. Como dice una frase que vemos cada tanto por las redes: “El mundo cambia con tu ejemplo, no con tu opinión”. Seamos ejemplo, que no es tan difícil.
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